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Boldini, el retratista de la Belle Époque

Boldini, el retratista de la Belle Époque
Boldini, el retratista de la Belle Époque
Giovanni Boldini - Miss Bell - 1903Giovanni Boldini - Moulin Rouge - 1889
Del 29 de marzo al 24 de julio de 2022, el Petit Palais de París presenta “Boldini: Placeres y días”, una exposición dedicada a Giovanni Boldini, el pintor italiano que llegó a ser el gran retratista de la aristocracia parisina de su tiempo.
Imágenes: Giovanni Boldini, “Retrato de Miss Bell”, 1903, Villa Grimaldi Fassio, Civica Raccolta Luigi Frugone (Musei di Nervi), © Musei di Nervi, Raccolte Frugone ·· Giovanni Boldini, “Escena de fiesta en el Moulin rouge”, hacia 1889, óleo sobre lienzo, Museo de Orsay ©Musée d'Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
Nacido en la misma década que Monet, Renoir o Morisot, y activo en París durante los años del apogeo impresionista y postimpresionista, e incluso durante el desarrollo de las primeras vanguardias del siglo XX, es relativamente habitual que la crítica contemporánea considere la obra de Giovanni Boldini (1842-1931) como algo “superficial” y en absoluto revolucionaria en un periodo de enormes revoluciones artísticas. Y, si bien es cierto que Boldini no fue en absoluto un “vanguardista”, su pintura merece un análisis más profundo que el que se limita a considerarlo un pintor “de bellas damas”. Para Tiziano Panconi, Boldini fue “un artista capaz de captar el malestar de sus modelos aristocráticas, y de indagar en el espíritu de las mujeres que empezaban a emanciparse en la sociedad de su época”.
La exposición, que incluye unas 150 obras entre pinturas, dibujos, grabados y vestidos, contextualiza a Boldini dentro del ambiente de la Belle Époque parisina. Como indica el Museo en nota de prensa, las retratos de Boldini, “modernos pero no vanguardistas”, “inmortalizaron a la alta sociedad parisina de la Belle Époque y son los equivalentes pictóricos de los personajes de ‘En busca del tiempo perdido’ de Proust, uno de los mayores admiradores de Boldini. Estas obras son también testimonio del gusto del pintor por la moda. Pintó a grandes rasgos los vestidos más elegantes de los modistos Worth, Paul Poiret, Jacques Doucet y muchos otros, y desarrolló, a lo largo de sus encargos, un estilo único que se convirtió en su firma: una pincelada rápida, la atención a la pose del modelo y la línea serpenteante de los cuerpos de sus modelos”.

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