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Un bodegón de Chardin bate récords en París

Un bodegón de Chardin bate récords en París
Un bodegón de Chardin bate récords en París
“Cesta de fresas silvestres” (1761) de Jean-Siméon Chardin ha sido vendido por 24,4 millones de euros por la casa de subastas Artcurial de París, un récord para el artista.
Jean-Simeon Chardin - The Basket of Wild Strawberries - 1761
Imagen: Jean-Siméon Chardin, “Cesta de fresas silvestres” (1761). Óleo sobre lienzo, 38 x 46 cm
Jean-Siméon Chardin (1699-1779) fue uno de los grandes pintores de naturalezas muertas de todos los tiempos, alabado por Diderot (quien le llamaba “el gran mago”) y por artistas posteriores como Henri Matisse. “Cesta de fresas silvestres” es una obra única en la carrera de Chardin, siendo su única pintura en la que las fresas silvestres son las protagonistas de la composición.
Según Artcurial, la pintura “es directamente comparable a la ‘Cesta de ciruelas’ (París, Louvre) y al’ Vaso de agua y taza de café’ (Pittsburgh, Carnegie Institute of Art), que datan de la misma época y están considerados como obras maestras absolutas. La modernidad de las naturalezas muertas de Chardin encontró un importante eco en la época del impresionismo, especialmente con Fantin-Latour, Monet, Renoir... Y el rigor de sus composiciones geométricas volvió a verse en el siglo XX en la obra de Cézanne, Morandi, hasta llegar a Wayne Thiebault”.
Los 24,4 millones de euros suponen un nuevo récord de cotización para el artista en subasta, superando con creces los 6 millones de euros pagados en diciembre del año pasado por “La Fontaine”. Algunas fuentes han anunciado que supone también un nuevo récord para una pintura antigua francesa, si bien es cierto que las 17,1 millones de libras pagadas en 2013 por el retrato de Francois-Henri d'Harcourt pintado por Jean-Honoré Fragonard son -teniendo en cuenta la inflación- una cifra comparable a la de esta pintura de Chardin (por no hablar, por supuesto, de los 26 millones de dólares pagados por el Museo Getty en 1997 por un paisaje de Nicolas Poussin). Por supuesto, el precio queda no obstante muy lejos de los pagados por varias naturalezas muertas de pintores postimpresionistas y modernos, como los 60,5 millones de dólares pagados en 1999 por “Rideau, Cruchon et Compotier” del también francés Paul Cézanne.

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